Relax, distensión y un paisaje que invita a desconectarse. Ésa es la propuesta del balneario Piedras Coloradas, ubicado a 5 km al sur de Las Grutas.
Esas playas son un clásico, pero a través del tiempo no perdieron su encanto, y reforzaron su perfil tranquilo y reposado. Por eso son muchos los que optan por ellas, descartando el bullicio de las bajadas céntricas.
Al llegar, se descubre que las rocas rojizas que le dan su nombre tienen el mismo protagonismo que los médanos, que suben y bajan generando caprichosos vaivenes. Las piedras, enormes e invitadoras, son de ese color debido a que están compuestas por un mineral llamado feldespato. Su presencia genera espacios de confort.
Cuando el mar se retira, brindan sombra y son el refugio ideal para acampar. Y cuándo el agua lo ocupa todo treparse a ellas mientras las olas golpean y salpican su frescura es una de las opciones imperdibles.
Muchos piensan que la presencia de estas añosas piedras es la que provoca que este sitio posea una energía tan particular, que convoca al descanso.
Claro que no todo es naturaleza. Dos paradores ofrecen servicios y poseen cartas atractivas, con menús sencillos que privilegian los pescados y mariscos de la zona. Aunque hay opciones para todos los gustos. Por eso, al final de la tarde o durante el mediodía, compartir un trago con alguna delicia marina es un excelente plan.
Por otra parte, entre sus principales características, este rincón costero es el punto de llegada o partida de todos los amantes de las largas caminatas. Por eso al caer la tarde es usual ver como se cruzan los que llegan a ver la puesta, provenientes de las playas del centro. Con los que parten en dirección opuesta iniciando el regreso, mientras disfrutan de los últimos rayos.
Un sitio ideal para relajarse y gozar a pleno, en familia, pareja, o con amigos.
Nos dijeron que desde acá se ven las mejores salidas de luna llena, habrá que volver!
