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Juntos hasta la base del Fitz Roy

Llegar hasta la Laguna de los Tres permite a quien no es escalador profesional la posibilidad de divisar el cerro Fitz Roy desde cerca. Un trekking que cuesta al final pero que bien vale la pena el esfuerzo.

El Chaltén es uno de esos lugares que se disfruta con el solo hecho de estar allí. Habíamos preparado todo para llegar hasta la laguna Capri y, si estábamos enteros y con ganas de seguir haciendo trekking, intentar llegar hasta la famosa Laguna de los Tres, lugar emblemático que sirve de base para las expediciones que escalan el famoso cerro Fitz Roy. El Fitz Roy es la cumbre principal de una cadena que tiene forma de media luna abierta por el Este, con un eje principal de orientación Norte-Sur. El macizo está encuadrado al sur por el valle del río Fitz Roy; al norte por el río Eléctrico, el cual debe su nombre a la fuerza de los vientos; al oeste por dos glaciares separados ambos por el Filo del Hombre Sentado; al N.O. por el glaciar Fitz Roy Norte que da nacimiento al río Pollone, que a su vez desemboca en el lago Eléctrico. 

La caminata comienza al final del pueblo, en uno de los senderos que anuncia el camino a la laguna Capri-Cerro Fitz Roy, y el día que elegimos para hacerla no podía ser mejor: un cielo azul único, sin viento y con una temperatura ambiente increíble. Aunque íbamos solos, nos encontramos con muchos caminantes en el sendero, que además estaba bien marcado por lo cual es difícil perderse. En menos de una hora y media, ya habíamos llegado al borde del campamento que anunciaba la laguna Capri. Hicimos un alto, tomamos las fotos de rigor y después de asegurarnos de que nos encontrábamos intactos, continuamos bordeando el río Blanco hacia un magnífico bosque de lengas que invita a cada rato a detenerse para contemplarlo.

 

Después de recorrer un buen tramo, comenzamos a divisar el glaciar Piedras Blancas, un hermoso ventisquero entre las montañas sobre la laguna del mismo nombre. Al dejar atrás el campamento base Poincenot y salir del reparador bosque de lengas, el camino sigue bordeando el río y una decena de lagunas que reciben sus aguas o las aportan al bello cauce. Luego de un buen tramo en la inclemente soledad del paisaje, nos alegró ver el puente de madera que cruza el río Blanco, porque sabíamos que el campamento para escaladores estaba cerca. Desde allí la dificultad de la última parte de la escalada se hace evidente. 

Cuando llegamos al pequeño refugio de madera, había caminantes como nosotros; algunos ya habían subido hasta lo más alto del sendero mientras que otros esperaban un impulso divino para empezar la parte más difícil de este sendero. Mientras nos aclimatábamos, compartimos unos mates, barritas de cereal, fruta y galletitas con unos montañistas. Las caras de cansancio y alegría de quienes bajaban nos daban fuerza para ir en busca de la famosa laguna de color turquesa y de la pared de piedra de la que habla el mundo de la escalada en roca: el Fitz Roy. Así empezamos a subir la última parte. Con una tenacidad increíble trepamos la escarpada pendiente que parecía no terminar nunca. La técnica es dar pasos cortos y no parar a descansar, seguir siempre caminando. Miramos bien dónde pisábamos entre las piedras sueltas y las más firmes hasta alcanzar de pronto el objetivo que habíamos comenzado a buscar hacía cuatro horas. 

La Laguna de los Tres, que en los días de sol durante el verano brilla con su vivo color turquesa, se nos mostraba ahora congelada por la nieve invernal, rodeada de los tres cerros que le dan su nombre y no son otros que el Fitz Roy, el Poincenot y Torre, siluetas inconfundibles unas de otras. Los festejos, el disfrute y la alegría de todos los que habían logrado esta cumbre se reflejaba en fotos, en gritos de algarabía y hasta en llantos de muchos que soñaban hacía años con este desafío y pensaban que nunca podían lograrlo.

 

Con esa impresión comenzamos a volver lentamente. A lo lejos se dejaban ver las lagunas Madre e Hija, pero mientras continuamos bajando en dirección nuevamente a El Chaltén sentíamos la presencia de alguien: eran los cerros Fitz Roy (o “Chaltén” para los aborígenes) de 3.405 m.s.n.m. y el Torre, de 3.128 m.s.n.m., dos de las montañas más difíciles de escalar en el mundo.

Autor Pablo Etchevers

Tipo de tourTipo de tour: trekking.
Nivel de dificultadNivel de dificultad: media.
DuraciónDuración: 6 horas.
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